miércoles, 18 de febrero de 2009

LAS PALOMAS, CUNA DE ESPELEOLOGOS.






El pasado sábado 14 de febrero, día de san valentín, 4 aventureros se disponían a internarse en la siempre disponible Sima de las Palomas, bajo amenaza de sufrir una amputación de sus viriles trompas a mano de sus parejas, por hacer semejante aventura en fecha tan marcada. Los nombres de los miembros del Pteropus serán recordados por mucho tiempo por tan increible hazaña, eran: "maestro-supermonitor" Toño, el siempre "ATEnto y cada vez con la lorza más marcada" Sergiete, el "tiempo ha que se marca la lorza y dispuesto a repetir el jamón" Godo y el "dispuesto a bautizarse en una sima" Paquito.





Aprovecho la ocasión, como no, para mandar desde aquí unas leves, bueno no, grandes repudias a la que "estuvimos esperando y no se va a ver en otra" Diana, que nos dejó plantados para tal evento.




A eso de las 10:15 A.M. nos estabamos calzando nuestros monos rojos, que tanto nos costaron y que tan poco estamos utilizando. Se disponían a poner las cuerdas con los nudos y esas cosas que solo saben hacer los pofesionales Sergiete tocinete smartel y Toñeras culo peras, y en esta ocasión haría de guía y maestro del noveto, el jamonete joe Godeas, con la doble presión de que en caso de que le pasase algo a paquito, su mujer, suegra, cuñada, etc le volverían a cortar los huevos.




Con la velocidad que nos caracteriza a los Pteropus, bajamos en un santiamén, usease, mu rápido, hasta las frías y húmedas profundidades de las palomas, quisiera remarcar lo de húmeda, porque nos pusimos como chotos de agua (aquí podría hacer una broma con lo de la entrada, pero no la voy a hacer). Ya en los oscuros recovecos o recobecos no encontramos espadas medievales ni a Tinki-winki, por raro que parezca, pero si vimo bastantes murcielaguetes, más majos que ná.




Tras hacernos unas fotiglios, de las que muestro, iniciamos una trepidante subida, en la que casi le cuesta un pulmón a alguno de los integrantes, (vamos que el Godo casi se muere). No obstante la idea de tomarnos unas cañejas acompañadas de sus respectivos pinchos en Valdecabras, nos dió aliento a todos, así que subimos como la Repu, recogimos los bártulos y de que nos dimos cuenta nos habíamos puesto finos de pisto en el bar.
Así fue la mañana, rápida, concisa, y a la hora de comer en casita pa cumplir con las chatis.
Desde parte de el club se espera que proliferen este tipo de salidas, eso sí sin desmerecer deportes tan válidos como son el bádminton o el padel.
Otro día más.

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