Ordesa es un sitio especial, que impresiona desde que entras por cualquiera de sus valles.
Nosotros entramos por Broto y nos instalamos justo al lado, en Oto.
Llegamos el miércoles noche y la misión para el jueves era hacer la ferrata de Sorrosal. Pero no sabíamos como íba a estar de agua la cascada y sobre todo el tunel que hay que cruzar. En la entrada nos encontramos con que la ferrata estaba cerrada en invierno, y estabamos a 19 de marzo…así que decidimos meternos.
Por la tarde dimos un pateo por el valle de Bujaruelo para ver la garganta de los navarros; sólo verla da repelus, no creo que parases desde el principio hasta el final, muy chungo.
Al día siguiente tiramos para el valle de Ordesa pero no madrugamos lo suficiente y no nos dejaron subir así que tiremos hacia el Cañón de Añisclo para hacer un pateo todo el día.
Una ruta que ya había hecho pero que es muy guapa con unos paredones bastante importantes. Mientras tanto Adolfo ya veía ferratas por todos los lados…A la vuelta nos pasamos por la última cascado del barranco de Viandico y nos dimos un pirulo por la cueva del moro. Tiene un recorrido de 1’5 km pero estaba hasta arriba de agua, queda pendiente para próximos viajes.
El sabado madrugando un poquito más nos fuimos al valle de Ordesa para llegar hasta Cola de Caballo, la antesala para subir a Góriz. Desde casi el principio hay que pisar nieve y el pateo se hacía un poco duro. Que decir de este valle, impresiona sus paredones durante todo el recorrido.
El domingo fuimos a Panticosa a la escuela de Forronías a hacer la vía que hicimos el año pasado para pasar el rato.
En definitiva, un viaje muy recomendable para todo el mundo en el que tienes todo lo que quieras y al nivel de machos que gustes.
