viernes, 20 de noviembre de 2009

El Labio de la Tia Coja

El pasado domingo 15 de Noviembre,9 aventureros Pteroputeros se dieron cita nada más y nada menos que a las 8:30 de la mañana en el habitual sitio de quedadas,


esto es, la churre del toño, donde hacen unos churriglios que están la mar de buenos, pero que dan un ardor del copón, por lo menos a mí (Toño: estaría bien que completaran los churros con un poquito de almax y/o bicarbonato sódico, que va muy bien para lo mio).


En fin que me lio, el objetivo era realizar una nueva inmersión en las fauces de la tierra, esta vez en la lejana y recientemente herida tierra de Poyatos, en el sumidero de la Tia coja, que tanta faena ha dado. Se comentó de parar a tomar un café a la altura del ventorro en el labio de la tia puta, pero ya se nos hacia tarde...


En fin que despues de una horita de viaje con los temazos de DJ Pástor, llegamos al sitio los nueve machos que eramos: Quin, Zapata, President, Recuen, Guspi, Polaco, Mapi, Picha y Godeas.


Una vez enfundados en los monos Amelios y con los aperos puestos, nos dirigimos a la boca de la tia coja y son comerlo ni beberlo, el grupo se dividió en 2: A la cabeza iban Quin y Recuen montando cuerdas y spits acompañados de los mamporreros Zapata y Godo que no hacían más que padecer al arrastrarse y es que lo que pesa no son los años precisamente...


En fin que al nivel del último Rappel el grupo se unió y aparecieron repudias por parte del segundo grupo que quería que fuesemos todos juntitos en amor y compaña, pero la sangre no llegó al río (aunque a Quin se la tienen jurada).


Hay que decir que solo tres representantes se la jugaron y fueron hasta el sifón final (pero amos que no estaba tan lejos).


Una vez de vuelta el grupo se dividio en 3 para que fuera un regreso más operativo, y como no, tocó volver a penar, pues el acceso estaba lleno de gateras romperrodillas y un charquiglio que hay que pasar a rastras la mar de refrescante, en el que no haciamos más que pensar al iniciar el retorno.


Una cueva divertida, puteante (un poco a nivel de rodillas), refrescante y de esas que me gustan a mi.


Tras la aventura espeleologica y como no podía ser de otra manera, los excursionistas se dirigieron anca nuestro amigo Tote para calmar esas hambres perpetuas. Hay que decir que para proximas veces se recomienda llamar si es que se tiene previsto llegar despues de las 16:00 (vamos casi siempre), porque la amable parienta del Tote nos mandó una repudiejas por lo gañanes que somos.


Tras ponernos como cochinos jabalis, fuimos a ver las tirolinas que han instalado en Majadas y recibimos a Pepa que tuvo el valor de unirse a tremendo grupo de salvajes para probarlas (esto no sé si tuvo lugar porque se hacía tarde y nos fuimos delante unos cuantos que teniamos que fichar).


En fin una actividad que duró de sol a sol, la mar de entretenida, llena de risas, repudias y angustias.

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